La Vida es Bella
según Roberto Benigni
¡Fantástico
Roberto! ¡Fantástico tu atrevimiento, tu desparpajo
al encontrar y abordar a la mujer que querías que fuera tuya!
No puedo parar de reír, sin duda evocando en algún
lugar mi tímido y torpe acercamiento a la mujercita de mis
sueños leyéndole la poesía de Mario Benedetti
que invitaba, desde su título: "Todo el Instante"
a no perder más tiempo. Sin duda me hubiese encantado poder
hacerla reír, pero en ese entonces todo era demasiado solemne
para mí...
¡Fantástico Roberto! ¿Sabes cuantas veces me
reí a raíz del chiste del caballito verde? ese que
era necesario pintar de ese color para levantarse a la fabulosa
mina que andaba cabalgando por ahí, pues ella seguramente
preguntaría sorprendida por su color y, palabrita va, palabrita
viene, después de horas y horas de trabajo forzado, finalmente
accedería a cambiar de montura... ¿Sabés las
veces que lo conté, incluso a algún paciente que hacía
de sus fantasías y postergación de sus actos su modus
vivendi-muriendi?. Pero vos, Roberto, fantástico, por encima
de la injuria que en ese momento no podía ser tomada demasiado
en serio, pintaste tu caballo de verde y entraste a la suntuosa
fiesta desconcertando a todos los amos de pacotilla allí
presentes. Vos, que eras el mozo, el sirviente, les revelaste su
verdad, que el amo estaba dividido, desconcertado y que necesitaba
ubicar su propia bajeza en otros para gozar y además mantenerse
brillante a nivel de la apariencia.
¡Fantástico, Roberto! Soberbia tu irrupción
en el colegio de tu amada, haciéndote pasar por el inspector
y revelando, aún más esta vez, a través de
tu propia ridiculización, lo ridículo de la seria
asunción de la Ideología de la Raza Superior. Fantástico
tu desparpajo, tu no estar sometido a los símbolos trituradores.
Porque frente a ese símbolo del Ideal del yo, que comenzaba
a mostrar las dentelladas de una ferocidad que instaba a tener que
pertenecer a esa raza porque sino.....no se dispone en general de
gran cantidad de recursos: el enfrentamiento directo conduce necesariamente
a la hinchazón del propio Yo y al probable sojuzgamiento
por parte de aquellos que armaron su Yo como instrumentos de la
brutalidad superyoica de la Ideología de la Raza Superior.
Nada de Hegel en cuanto a la lucha de puro prestigio, dejémosle
al tosco amo inspector lo que es del amo, y, lejos de ser esclavos,
dejémosle la escena cuando él llega no sin antes haber
cautivado a nuestra amada y a los niños espectadores. Entre
los cuales gustosamente comenzamos a contarnos...
Porque lo tuyo, Roberto, no es básicamente
el chiste que con su sutileza del juego significante requiere disponer
de un tesoro significante y un sentido del doble sentido que el
niño no dispone aún. Lo tuyo oscila entre lo cómico
y el humor.
Así nos lo hace saber Freud cuando leemos 'El Chiste y su
relación con lo Inconsciente' y su trabajo sobre 'El Humor'.
Intentemos tomar prestada su lucidez para entrar a la parte más
controvertida de 'La Vida es Bella'.
Distinguiendo lo gracioso de lo cómico, del chiste y del
humor, Freud dice que la diferencia cómica la hallamos por
medio de las comparaciones entre:
a) el prójimo y yo
b) dentro del prójimo
c) dentro del yo
En sus descripciones los límites entre a)
y b) se mostrarán difuminados, pero lo importante, la base
de las comparaciones podría resumirse en esta frase de Freud:
"Así lo hace ese; yo lo hago distinto; ese lo hace como
yo lo he hecho de niño."
Entre el prójimo y yo se establece la comparación
en estos términos: el adulto simple nos recordará
al niño ignorante y torpe, el adulto perverso nos recordará
al niño malo.
Dentro del prójimo mismo Freud ubicará a la exageración
de los rasgos -la caricatura- que evocará la falta de medida
y la torpeza infantiles (podríamos agregar con Lacan los
signos de goce que marcan la expresión), la imitación,
propia de los juegos infantiles (que podríamos referir a
las vicisitudes de la imagen especular), y la degradación
y el desenmascaramiento que Freud ejemplifica con el intenso placer
que le produce al niño el ver que el adulto desciende hacia
él prescindiendo de su abrumadora superioridad y se convierte
en su compañero de juego (esto último estará
emparentado con su aproximación a la cuestión del
humor). Finaliza diciendo, como hipótesis no enteramente
defendible, "que lo cómico es aquello que no resulta
propio del adulto", agregaríamos por lo menos que 'desde
la doble perspectiva del adulto-niño'.
Respecto del Humor, Freud ya había planteado en 1905 que
se trataba de la generación de un sentimiento de placer a
pesar -en sustitución- de los afectos displacenteros que
serían de esperar como respuesta a una situación determinada;
y los enumera: dolor, indignación, disgusto, enternecimiento.
El ejemplo paradigmático que da y reitera es el del reo quién,
condenado a muerte le pregunta camino al patíbulo a su carcelero:
"¿Qué día es hoy?"; el guardia contesta:
" Es Lunes" a lo cual la respuesta del condenado no se
hace esperar, pues agrega: "Vaya, linda manera de empezar la
semana..."
Para nuestro análisis nos parece muy interesante la observación
de Freud acerca de que el placer humorístico recae y se desarrolla
en una sola persona, mientras que los terceros no agregan al humor
nada nuevo, y los espectadores ríen a causa del placer cómico.
En 1927 Freud agrega algunas cuestiones y esclarecimientos para
nuestro análisis.
El humor también se basa en el triunfo del narcisismo debido
a la posición de inatacabilidad del yo. Los traumas del mundo
exterior no pueden tocarlo y el yo muestra que son para él
ganancia de placer. Rechaza la exigencia de la realidad imponiendo
el principio del placer. Por otro lado es un método que sustrae
a la compulsión al padecimiento. Y describe su mecanismo
diciendo que el humorista gana su superioridad colocándose
en la identificación-padre degradando a los otros a la condición
de niños. Y lo explica argumentando que el Superyo, heredero
de la instancia parental casi siempre mantiene al Yo en severo vasallaje;
pero que el humorista, mediante el traslado del acento psíquico
de su Yo al Superyo, logra inflar de tal modo su Superyo que no
puede evitar considerar al Yo como disminuido, empequeñecido
y sin posibilidades serias de reacción. No sin agregar que
este placer humorístico lo vivimos como particularmente enaltecedor
y emancipador Freud escribe que lo esencial del humor es que el
heredero de la instancia parental dice: "Véanlo, ese
es el mundo que parece tan peligroso...¡Es un Kinderspiel,
un juego de niños, que sólo sirve para bromear sobre
él!" consolando así de modo cariñoso al
yo amedrentado.
Así, entre lo cómico y lo humorístico, La Vida
es Bella.
Así, siempre y cuando la diferencia cómica y el desplazamiento
humorístico sean posibles. Porque Freud señala con
razón que, este desplazamiento humorístico no es posible
en los casos que nuestra atención se encuentra vigilante;
como ejemplo podríamos tomar los momentos de la película
en los cuales la atención de Josué es reclamada por
la otra realidad (de hambre, de sufrimiento, de peligro) que, por
un instante, no puede ser subsumida por la realidad lúdica
que le propone su padre.
Aquella otra realidad que la del juego, obviamente
va a ser considerada de modo distinto por nosotros si evoca una
ferocidad superyoica subjetiva (como sería en un caso de
autotormentos morales o no aparentemente exagerados) o si evoca
algo real, algo traumático que no deja de insistir, volviendo
día tras día al mismo lugar. Creo que eso aclara algunas
discusiones que tuve con un gran amigo. Pues si esta otra realidad
es la de la ferocidad superyoica subjetiva del autotormento, la
tenemos excelentemente personificada en la figura del médico
nazi, insomne y atormentado...por no poder resolver un acertijo....ein
Kinderspiel , un juego de niños, mientras que otra realidad,
la del horror del campo de concentración, estaba velada para
él. Afortunadamente esto no resultó humorístico
para Guido.
¿Qué hacer con la otra opción, la de lo real
traumático? Allí es donde Roberto Benigni nos propone
básicamente la figura de un Padre Ideal, tan Ideal que, apelando
a la comicidad y al humor pone sus reglas de juego en lugar y por
encima de las del feroz jerarca nazi que vocifera las reglas del
campo de concentración. Y prácticamente todo será
un Kinderspiel para su hijo Josué. A una amiga esta escena
le sugería la oposición o al menos la diferencia entre
lo más oscuro y deleznable de la naturaleza humana y, por
otro lado, lo más sublime y amoroso de la misma. El hecho
es que Benigni hace del campo de concentración un campo de
juegos para su hijo. Así lo protege...
Me preocupa lo siguiente: ¿Cuán distinta es esta protección
de aquella que reciben los hijos de los nazis cuando, en el campo,
juegan alegremente a las escondidas desconociendo el horror que
los circunda? Me responderán que una es una estrategia necesaria
para proteger y hacer sobrevivir y la otra no. Tal vez. No estoy
convencido. Mi inquietud va por otro lado: ¿No se proponen
acaso estos padres, para sus divertidos hijitos alemanes, también
como padres ideales?
Quizás esta desagradable comparación nos ayude a desconfiar
de estos padres tan ideales; pero si no es suficiente, es cuestión
de ponerse un segundo en la piel de aquellos, obviamente inexistentes
en 'La Vida es Bella', que no pudieron evitar que sus hijos fueran
llevados a las cámaras de gas. Frente al Padre Ideal siempre
se está en menos. Y el Ideal cautiva, atrapa, ubica y aplasta.
-(I(A))-
Guido obviamente va a parar a los cielos; no sin -y esta sí
me parece una escena de amor- sostener hasta el final, con el humor
del condenado a muerte de Freud, el Kinderspiel para su hijo.
Lo que no me gustó, Roberto, es que más
allá de algunas alusiones veladas al horror del que somos
capaces los hombres -el montículo de huesos tras la cortina
de humo- nos hayas propuesto, a los espectadores, un Kinderspiel.
Un: "No tienes que tomártelo tan en serio, no tienes
de que temer, ese mundo que pareció tan terrible se puede
tratar con humor.."
Si bien es cierto que el alivio falta, pero el precio me parece
demasiado alto, o demasiado bajo....
¿Cómo decirlo de otro modo?
Cito a Freud obligado a firmar por la Gestapo que ha sido bien tratado
como condición para salir de Viena. Freud firma -bastaba
con eso- pero agrega: "Podría recomendar a todos a la
Gestapo como lo mejor.."
Respeto y agradezco a Art Spiegelman, ganador del premio Pullitzer
por su libro de historietas 'Maus', donde con humor, brillantez
y sin miramientos, relata la historia de su historia con su padre,
sobreviviente de Auschwitz, a quien reportea con culpa, dificultades
pero sin concesiones. Es así como puede poner en evidencia
la hombría, la miserabilidad, el amor, los ardides, la fortuna,
las trampas a las que tuvo que apelar para sobrevivir y las secuelas
tragicómicas que dejaron estos hechos en su vida y en la
de su hijo..
Cito finalmente a Jacques-Alain Miller, Presidente de la Asociación
Mundial de Psicoanálisis, en su curso el partenaire-síntoma:
"Respecto al humor se entra hoy en una era que más bien
transcurre por el juego. Es un humor desenvuelto, desenfadado, un
poco extravagante, cool, donde no hay tantos chistes o cuentos;
es un humor que dessubstancializa, es un humor del 'keep smiling'
(sigue sonriendo)."
"Yo me contento en decir -agrega Miller- que sería necesario
solamente reír un poco menos. No llorar (...) sería
necesario no llorar pero sí tener compasión, de la
compasión para sí mismo, quiero decir: Lucidez.
Tomás M. Hoffmann
1.999
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